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Arquitectura Técnica: una profesión con mucha historia

La profesión de Arquitecto Técnico tiene sus orígenes en la época medieval, y su función, por entonces era la de organizar la obra en los aspectos técnicos y económicos. La primera referencia histórica de un maestro de obra documenta la existencia de una lápida sepulcral en el Real Monasterio de Santa Clara, en Tordesillas, donde se podía leer lo siguiente: “Aquí yace Maestre Guillem de Roam, Maestro de la iglesia de León y Aparejador de esta capilla”. Guillen murió en 1431, por lo que hablamos de una profesión que se remonta, al menos, al siglo XV.



La palabra “Aparejador” aparece en los documentos históricos antes que ninguna otra de las denominadas profesiones técnicas, y con anterioridad también a la mayoría de las actuales profesiones. Desde entonces y como es lógico, el ejercicio profesional ha cambiado completamente hacia un modelo que hoy es ejemplo de eficiencia e innovación.

Denominación profesional de los Arquitectos Técnicos

La denominación profesional (que no la titulación académica) se comienza a recoger en la abundante documentación de las grandes obras de nobles y reyes de mediados del siglo XVI. Su primera acepción profesional es la de técnicos y ejecutores de la estereotomía de la piedra. La cualificación de Aparejador se otorgaba a los maestros mayores ante la demostración de la práctica profesional y de sus conocimientos técnicos ante un tribunal integrado por los mejores artistas, que eran peritos en Arquitectura, Escultura y Pintura, un primer antecedente de las actuales “oposiciones”. En abril de 1620, Francisco de Potes fue seleccionado por un Tribunal para ocupar la plaza de Aparejador de las obras reales de la Alhambra de Granada.

Creación del título académico. A partir de 1757 (cuando se crea la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando), el modelo gremial del maestro constructor empieza a ser sustituido por la profesionalización del arquitecto-artista diseñador de la obra. En esta estructura organizativa, los profesionales de la Arquitectura Técnica se promocionaron a la categoría de maestros mayores o arquitectos de las grandes obras reales. Fue el 24 de enero de 1855 cuando el denominado “Decreto Luján” instituyó el título de Aparejador en sustitución del de maestro de obras. En 1895 se dispone que los estudios correspondientes se realizarían en las Escuelas de Artes y Oficios, pero sus atribuciones no se fijan hasta 1902. La Real Orden del 5 de enero de 1905 plasma, por primera vez, el logro político de un órgano corporativo de la profesión: la Sociedad Central de Aparejadores. En 1919, el Real Decreto del 28 de marzo recoge la intervención obligada del profesional de la Arquitectura Técnica en todas las obras dirigidas por los arquitectos del Estado, provincia o municipio cuyo presupuesto supere las 15.000 pesetas. Asimismo, este Real Decreto alude por primera vez a la responsabilidad civil o criminal en que puede incurrir el profesional de la Arquitectura Técnica, derivada de su actuación a las órdenes del arquitecto.

Hitos históricos 

Los tres hitos históricos en los que culminaron aspiraciones de la profesión como el ejercicio liberal son los Decretos de 1935 (donde surgió la configuración actual de la profesión, al establecer la obligatoriedad de intervención de los Aparejadores en todas las obras de arquitectura), el de 1971 de Atribuciones de los Arquitectos Técnicos y el de 1979, en el que con el nombre de tarifas de honorarios se producía una ordenación más amplia de la intervención de los Aparejadores en los trabajos propios de su profesión. Con la Ley 12/86 (refrendada por la Ley 33/1992) quedan definitivamente fijadas las atribuciones de los profesionales de la Arquitectura Técnica. La capacidad de proyectar obras que no requieran proyecto arquitectónico, la dirección de la ejecución material de las obras y el ejercicio de la docencia son los aspectos más destacados del cuadro normativo hoy en vigor.

Académicamente, constituyó un hito importante la Ley de Enseñanzas Técnicas de 1957, al configurar los estudios que se impartían en las Escuelas de Aparejadores, introduciendo el Curso Preparatorio más los tres años de carrera, y que estableció las especialidades de urbanismo, organización de obras e instalaciones.

Titulación universitaria

La titulación universitaria de Arquitecto Técnico apareció en España con esta denominación en 1964 y se integraron los estudios en la Universidad a partir de la Ley General de Educación de 1970. Las Escuelas Universitarias de Arquitectura Técnica se constituyeron por Decreto del 10 de mayo de 1972. En la actualidad, fruto de la adaptación del sistema universitario español al Espacio Europeo de Educación Superior, se ha instituido el título de Grado en Ingeniería de Edificación, y otros grados con diversas denominaciones que habilitan para el ejercicio de la profesión regulada de Arquitecto Técnico.

Ley de Ordenación de la Edificación

La promulgación de la LOE, la Ley 38/99, de 5 de noviembre, tuvo una gran importancia en el desarrollo del proceso de la edificación y en el desarrollo de la actividad profesional, así como en la consolidación de las competencias propias de los profesionales de la Arquitectura Técnica. La norma puso fin a casi un cuarto de siglo de intentos frustrados por conseguir una norma común que regulara el proceso de la edificación. La Ley ha consagrado para el futuro el modelo de dirección facultativa colegiada (director de obra y director de la ejecución de la obra), integrada por profesional de la Arquitectura Técnica y arquitecto, con exigencia de intervención del primero en todas las obras cuyos usos se correspondan con la edificación de carácter administrativo, sanitario, religioso, residencial, docente y cultural, así como en todas las edificaciones del ámbito de la ingeniería cuya dirección de obra se desempeñe por el arquitecto.

¿Qué es, hoy en día, un profesional de la Arquitectura Técnica? Es un experto en edificación que se encarga de que los edificios se comporten como deben desde su concepción hasta la demolición. Los profesionales de la Arquitectura Técnica conocen todo el proceso edificatorio, por lo que puede coordinar sus fases y aplicar de manera independiente los controles que garanticen su calidad, seguridad, eficiencia y sostenibilidad. Este conocimiento del ciclo de vida del edificio le diferencia de otros expertos. Puede ejercer como Project Manager, gestionar económicamente construcciones, realizar control de calidad, peritaciones, valoraciones, coordinación de seguridad y salud, informes e inspecciones, fabricación de materiales, evaluación de la sostenibilidad y eficiencia energética, jefe de obra, rehabilitación y adecuación de locales comerciales, etc. Además, como hemos visto anteriormente, la LOE estableció la intervención obligatoria de los profesionales de la Arquitectura Técnica como “Directores de Ejecución de la Obra” en todas aquellas obras en las que el director de obra sea el arquitecto.

Un buen seguro

El ejercicio de la profesión de la Arquitectura Técnica conlleva, por su propia naturaleza, un alto nivel de responsabilidad. El ejercicio de la profesión lleva implícita la adquisición de responsabilidad civil y penal derivada de la obra, tanto por daños materiales o personales que se producen durante el transcurso de la misma, como por la obra terminada. Por ello, es necesario contar con un buen seguro de responsabilidad civil específico para la profesión.

En el año 1983, el Consejo General de la Arquitectura Técnica y los Colegios Profesionales de la Arquitectura Técnica constituyeron una mutua, dadas las dificultades que, en aquel momento, afrontaba el colectivo profesional para encontrar opciones aseguradoras en el mercado que les cubrieran apropiadamente. Así nace Musaat, una Compañía que este 2023 cumple 40 años de historia al lado de la Profesión.  

Desde entonces, la Mutua ha acompañado a los profesionales de la Arquitectura Técnica adaptando las coberturas de su Seguro de RC Profesional a las necesidades de este colectivo y de otros agentes implicados en el proceso edificatorio. Además, también ha ido desarrollando nuevos productos para proteger al Arquitecto Técnico ante los nuevos riesgos que han ido surgiendo con la llegada de nuevos sistemas constructivos y materiales que buscan una mayor eficiencia energética y sostenibilidad.